Tremulosos guiños

lunes, 19 de diciembre de 2011

DÉJAME ENTRAR


Let me in...

Dice la leyenda que la sangre que corre por una mujer/hombre que se dedica al oficio de la limpieza en universidades o en lugares donde ensucian y pasan su tiempo adolescentes hormonados, es más tosca y tiene un calibre de mayor supervivencia que cualquier otra que fluya por las venas de un simple mundano.

Estas personas hartas de ver báteres llenos de defecación mañanera nerviosa, tampones ensangrentados con el coagulo maldito, o meadas intrépidas tanto de hombre como de mujer trémulamente temblorosa, adquieren una personalidad llamada "quizá seas tú la culpable, jamás tendré piedad hacia ti" o en otras palabras "no eres la excepción de este estercolero".


Localización del espacio natural donde sucede la acción

Pero no conformándonos con ensuciar indiscriminadamente los báteres de sitios que denominamos "báteres ajenos", también podemos dejar muy sucia y engorrinada localizaciones como "la cafetería" o "las aulas". No nos conformamos con dejar la taza sucia del café, el plato lleno de migas que los pajarillos nos podrían agradecer, ni servilletas llenas de los refrenazos adquiridos en nuestro rostro a causa de nuestro apetito insaciable entre clase y clase. Lo que nos lleva a que lleguemos a llevar a cabo acciones como introducir esas servilletas en el culito del café empapándolas de un último trago que podría habernos ayudado algo en esa mañana inacabable. O incluso si nos ponemos extremistas, hacer mezclas de café con otros brebajes incluido el keptchup, agua o lo que haya encima de la mesa.
No pensamos en esas personas curadas de espanto, que se preocupan por la limpieza de esos lugares.

Ahora bien, quizá sea normal su comportamiento titulado hoy en este nuestro querido blog el comportamiento castigador de, "NO PUEDES PASAR", ¿no creéis?


¡NO PUEDES...PASAR!


Arriesgada intertextualidad entre mocho de fregona y arma de destrucción
de Gandalf el gris.

Llenas de poderosa fuerza, se disponen a frenar tu paso a dichos lugares, usando como escudo el carrito y como palo de justicia la fregona.
Solo te queda buscar descontroladamente un sitio donde depositar tu regalito ancestral, pues ellas no tendrán piedad hacia tu persona. Si no se puede pasar, no se puede pasar...
Besos de una víctima de los efectos "no puedes pasar", y a la vez comprensiva y afable muchacha que comprende a las víctimas de nuestro terrorismo ensuciador.





Coro.

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