Tremulosos guiños

jueves, 8 de diciembre de 2011

Querido diario

Hay un tema que me carcome y desconcierta últimamente. A mi cabeza le queda poco, muy poco para desconectar completamente con la realidad que le rodea. Katársis arrítmica de mi cerebro…intentando llegar a la cúspide del nirvana (al ¿por qué? de todo esto, a su origen)…una y otra vez. ¿Hasta cuándo?
Querido diario, se acerca la Navidad. Pero no todo son regalos, placeres obesos con menor sentimiento de culpabilidad y lucecillas de colores por la calle, que hacen que vayas desarrollando poco a poco una epilepsia segura. No. Con la Navidad también está el factor maligno, el horrible componente de las cenas navideñas de clase, de residencia, de trabajo (esta última en mi caso no)…etcétera.
"¿Irene? ¿Qué te ocurre..?"


Expondré a continuación una lista de preguntas que me quitan el sueño en estas simbólicas fechas. Comencemos.
¿Por qué una vez agrupado el rebaño, empiezan a comportarse de una manera realmente INDIGESTA?
¿Por qué este comportamiento se propaga como la pólvora entre ellos? ¿Qué es lo que lo hace tan contagioso?
¿Por qué será, que tras observar sus enfurecidos reclamos en las selvas de la noche, se me quitan las ganas de celebrar dicha cena?
¿Por qué siempre habrá un porculero magistrado, que se negará contra viento y marea a ir al sitio que hemos propuesto, no dejándonos así avanzar con nuestro cometido?
¿Por qué todos estos personaes sin excepción, tienen el gen de maruja recocida tan desarrollado? ¿Por qué hay gente que es en apariencia normal hasta que llega esta época del año y se hacen partícipes de estos debates?
¿Por qué una persona se autoproclamará líder y carga muy a su pesar con todas las responsabilidades, quejándose posteriormente de los días y días que lleva sin comer y sin dormir por el planeamiento de la cena, si nadie le pidió que se encargara de esa manera tan visceral?
¿Por qué los psicólogos no han registrado ya este fenómeno, para utilizarlo en experimentos donde haya que estudiar a gente en situaciones límite?
¿Por qué la gente disfruta y se siente plena, cuando hay algo criticable? ¿Quizá porque esto les afina el cutis o les ayuda con el estreñimiento?
¿Por qué el que más se ha encargado de meter cizaña y sodomizar al personal, luego no hace acto de presencia por la cena? ¿Por el simple hecho de joder?
¿Por qué he de decidir yo…si sala Gold o Moliere?
Bievenidos a la nave del misterio

¿Por qué en definitiva, he de cargar yo con vuestra gilipollez patológica?
SI LO ÚNICO QUE QUIERO ES CENAR EN PAZ CON LOS DE MI CLASE/RESIDENCIA/TRABAJO/LO QUE SEA, incluso con algunos de vosotros no quiero interactuar, pero como con otros SÍ, no me quejo y empiezo una desenfrenada cruzada contra esa persona. Pero aquí el caso, como ya hemos dicho, es quejarse y dejar clara y cristalina tu desaprobación, sin aportar ninguna solución. Simplemente abrir la boca y vomitar ríos de mierda, que la vida te está tratando muy mal últimamente y con alguien habrá que desahogarse, ¿no?
El kit de la cuestión se haya cuando dos personas que están peleadas han de reunirse en una misma cena navideña, llena de amor, paz y tranquilidad…Entonces, esto se convertirá en la comidilla y habrá insidiosas preguntas de “¿X va? ¿Pero X va? ¿Vendrá X al final?”, y por supuesto, no faltará en el grupo apaciguador consolidado, que se decantará por una de las dos partes y recomendará a la otra con toque amenazante, no asistir. Porque sus cojones así lo dictaminan…y para eso le ha caído del cielo el poder de apaciguador. El señor se lo ha otorgado y así están las cosas.
¿Y si la mitad de la gente que asiste a la cena te tiene cierta aversión por un motivo u otro, pero tus cojones ya han dado la palmada definitiva entre ellos decidiendo que SÍ vas a ir? Pues eso, yo os recomiendo a todos los que estéis en una situación como la mía (porque todo esto es un poco autobiográfico) que os la bufe y que vayáis. Sé que mi presencia es turbadora chicos, e imposible de ignorar. Pero os la comeréis igualmente. La vida se trata de afrontar situaciones, y gracias a mí os haréis más fuertes en este aspecto.
Hace tiempo que dejé de intentar verle el sentido a vuestras mierdas. ¿Y vosotros a las mías?


En conclusión, todo es cuestión de cómo te lo tomes. El ritmo bananero es el más aconsejable y el más efectivo. No respondas a las múltiples ondas vitales que se te vienen encima, simplemente ríete en la cara de esos pobres recalcados infelices. Al fin y al cabo llevaban todo el año esperando a que llegara este momento para poder lucrarse debidamente. No vamos a ser tan retorcidos de quitarles esa oportunidad. Yo, decididamente, veo la vida diferente desde que tengo mis lentes transitions…¿y tú?





Irene.


No hay comentarios:

Publicar un comentario