Tremulosos guiños

viernes, 30 de noviembre de 2012

El carácter transitorio de mi sociabilidad cuestionable.


Pasado tanto tiempo desde la última actualización del blog, podríais pensar (si es que alguien más lee esto a parte de mí):"habrá estado muy ocupada con los estudios" "tendrá una gran vida social". La respuesta es no.
De un mes a esta parte más o menos, hace un frío completamente inusitado en territorio andalusí que me tiene absorvida en el más profundo de los letargos.
 Hace poco hubo dos semanas de principio a fin lloviendo sin escaldar, y dado que la reacción de mi pelo con  la lluvia es efervescente, me vi obligada a una reclusión parcial. 
Creo que todavía no he logrado levantar cabeza..y mi rostro va pareciéndose cada vez más al de una escultura griega. 

Si bien es cierto que el autismo enriquece mi mundo interior, también debilita mis ya de por sí depravadas habilidades para relacionarme en sociedad y la situación ya comienza a ser alarmante. ¿Y cómo se sabe la gravedad de la tesitura? Pues bien, se hace evidente cuando la gente de tu entorno empieza a sentirse incómoda a tu alrededor, y tú... lo notas

¿Doby ha hecho algo malo?


No hay segunda oportunidad posible para alguien que no sabe cuando debe sonreir, ni sabe cómo controlar los decibelios de su propia voz...La sociedad cuando ve a alguien así...huye.


¿Cómo poder avanzar entonces? El progreso se antoja una utopía rodeada de gente bien aposentada en la normalidad establecida, y es entonces cuando  la masturbación autocompasiva entra en juego. O sea, el aportarte tú misma todo lo que necesitas, aunque sea a base de gastar todo el dinero del mes en ropa, y luego a mediados estar en la cola de "los angeles malagueños de la noche" para que alimenten tu cuerpo esqueje.



Realmente no sé que es lo que me hace pensar que la ropa sustituirá las propiedades nutritivas de la comida, pero lo triste es que ocurre cada mes. ¿La nebulosa de mis carencias no me deja ver con claridad? Supongo que por el mismo motivo desconocido me he convertido en los bares nocturnos en una vieja y consagrada loba de mar, transformación que se produce nada más cruzar la puerta del susodicho. Entonces los andrógenos comienzan a correr por mi sangre, la mirada se me intuye huidiza y salomónica y comienzo a tragar como si no hubiera un mañana y mi cirrosis estuviera de vuelta de todo.


Soy demasiado guapa para tener que pagar ningún chupito


Una vez, mi progenitor, en una larga cola que hicimos juntos en la que esperamos horas y horas para echar una matrícula en un módulo superior en el que no me cogieron (no lloréis por mí, es la historia de mi vida), me contó una interesante alegoría sobre los osos polares.
Según él los osos polares no son animales sociales, se sienten incómodos estando juntos y la única relación que tienen entre ellos es para reproducirse y luego la madre cuida a sus crías el tiempo necesario hasta que puedan sobrevivir por sí solas. Tras esto, hace una densa bomba de humo. 
Y después añadió: "Y como los humanos si que somos animales sociales, por eso y solo por eso estoy yo aquí contigo en esta cola"
Gracias, papá.


I'm alcoholic I'm fantastic


Pues la verdad es que yo ya empiezo a verme razonables parecidos con ellos, sin ir más lejos con su cara de "sí, comprendo", que en realidad oculta una grave psicopatía.
¿Cómo evolucionará este incierto diagnóstico? Sólo Iker lo sabe. 


Irene. 


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